Tipología de riesgos en las redes sociales
Los peligros de las redes sociales se manifiestan en entornos digitales donde los usuarios conectan entre ellos para compartir información. Estas comunidades se organizan y comportan según los preceptos establecidos por los propietarios de cada red social, además de por las normas morales que comparten la mayoría de las sociedades. Sin embargo, siempre hay personas dispuestas a saltarse esas normas, lo que conlleva a los riesgos de las plataformas sociales. Estos peligros pueden clasificarse en cuatro grandes categorías:
Riesgos de privacidad
En las redes sociales la información privada puede ser interceptada ilegítimamente por otros usuarios a través de técnicas de ingeniería social o phishing. Desde la ubicación a la dirección del hogar y pasando por el nombre, la edad, el género, el número de teléfono, el número de la tarjeta bancaria, los mensajes privados o las fotografías enviadas a través de la comunicación privada.
Riesgos de seguridad
No se encuentra a simple vista, pero el malware abunda en las redes sociales: programas informáticos que, una vez entran en tu móvil o en tu ordenador, ponen en riesgo tu seguridad. Basta con hacer clic en el enlace inadecuado. A ello debe sumarse la presencia de timadores y la presencia de material sensible. Estos riesgos son especialmente significativos para los más jóvenes.
Riesgos emocionales
Las investigaciones científicas han relacionado el consumo de las redes sociales tanto con la adicción como con la baja autoestima. Lo primero ocurre debido a la configuración de los algoritmos de estas plataformas, que ofrecen contenido casi ilimitado adaptado a los gustos de sus usuarios. Lo segundo debido a la conducta de exhibición positiva de muchos usuarios e influencers.
Riesgos de socialización
La adicción a las redes sociales, íntimamente relacionada con el circuito del deseo dopaminérgico, provoca un abandono parcial o total de la socialización real. En ocasiones, algunas personas descuidan sus relaciones románticas, sus relaciones de amistad, sus relaciones familiares o sus relaciones laborales a causa de una inmersión excesiva en el mundo digital que ofrecen estas plataformas.
Edad mínima en las redes sociales
El acceso a las redes sociales en España se encuentra regulado por el artículo 13 del Real Decreto 1720/2007, de 21 de diciembre, por el que se aprueba el Reglamento de desarrollo de la Ley Orgánica 15/1999, de 13 de diciembre, de protección de datos de carácter personal.
En concreto, establece que «podrá procederse al tratamiento de los datos de los mayores de catorce años con su consentimiento, salvo en aquellos casos en los que la Ley exija para su prestación la asistencia de los titulares de la patria potestad o tutela».
Para tratar los datos personales de menores de catorce años, las plataformas requieren el consentimiento de los padres o de los tutores. Hay que evitar a toda costa los peligros de las redes sociales a los menores de edad.
Facebook 14 años
Facebook mantiene la recomendación establecida en nuestro marco jurídico.
Instagram 14 años
Instagram, propiedad de Facebook desde 2012, también.
Linkedin 16 años
Linkedin eleva la edad mínima a los 16 años, lo que tiene sentido para una red social profesional en un país, España, en el que la edad mínima necesaria para poder trabajar es precisamente 16 años.
Twitter 13 años
Twitter reduce en un año la consideración del RD 1720/2007 gracias a su centralización en otro país.
Youtube 13 años
Youtube hace exactamente lo mismo, pero con un matiz: los menores de 13 años pueden usar Youtube Kids hasta cumplir esa edad.
Snapchat 13 años
Las condiciones del servicio establecen una edad mínima de 13 años para registrarse en la plataforma.
Whatsapp 16 años
La edad mínima para utilizar Whatsapp en Europa es de 16 años. En otros lugares del mundo desciende hasta los 13 años. Según consideren si es uno de los peligros de las redes sociales para los menores.
Principales peligros de las redes sociales
Suplantación de identidad
En redes sociales pueden producirse dos tipos de suplantación de identidad. Por un lado, la que tiene lugar cuando una persona roba los datos de otra (como el nombre, el apellido y la fotografía) y crea una cuenta con estos para hacerse pasar por ella.
Por otro lado, la que ocurre cuando una persona roba la cuenta de otra y opera desde ella. Los efectos pueden ser reputacionales, sociales e incluso legales.
Problemas de privacidad
Los usuarios comparten una gran cantidad de información personal, entre la que se encuentran imágenes, vídeos o geolocalizaciones. La configuración de privacidad del contenido puede reducir la probabilidad de que se propague por la red, pero una vez se sube una imagen o cualquier otra información a internet, se pierde el control de la misma.
Puede terminar en las manos equivocadas. Es uno de los peligros de las redes sociales más común.
Adicción a las redes sociales
Las redes sociales cuentan con algoritmos capaces de presentar contenidos presumiblemente interesantes para los usuarios de manera ilimitada. Esto, unido a la presencia del scrolling, provoca una activación del sistema dopaminérgico, que ansía la siguiente recompensa y la siguiente recompensa y la siguiente recompensa.
Y en nuestro país es uno de los peligros de las redes sociales que más preocupan: España es el séptimo país del mundo con más adictos a las redes.
Ciberbullying
El contacto digital favorece los comportamientos acosadores. Por un lado, por el anonimato parcial o total que posibilita. Por otro lado, por la disminución de la empatía, dado que los demás usuarios pueden ser vistos como meros personajes de la comunidad y no tanto como personas reales.
En España, casi 530.000 menores sufren acoso dentro de estas plataformas digitales.
Desconocidos peligrosos
Algunas personas con intenciones oscuras pueden hacerse pasar por usuarios legítimos para manipular a otros usuarios, especialmente a niños que no tienen las habilidades necesarias para detectar el engaño.
Los daños pueden limitarse al envío de fotografías, de vídeos o de otros datos, o pueden incrementarse ante la posibilidad de un contacto en la vida real.
Sexting
Se denomina sexting a las comunicaciones digitales de intención sexual en las que dos personas intercambian mensajes, fotografías o incluso vídeos íntimos.
A menudo, esos contenidos terminan siendo accesibles para terceras personas a las que una de las partes o ambas partes no dieron consentimiento, lo que puede provocar vergüenza social o incluso ciberacoso. Uno de los peligros de las redes sociales que hay que tener en cuenta.
Sextorsión
En ocasiones, algunos usuarios utilizan la posesión de un contenido íntimo de otro usuario para chantajearle: «si no me envías más fotos, quedas conmigo en persona o me das determinada cantidad de dinero, lo publicaré». Los adolescentes, con menor control emocional, son muy susceptibles de ceder a las peticiones chantajistas de los extorsionadores.
Grooming
El grooming mezcla algunos de los peligros de las redes sociales anteriores: un adulto utiliza la suplantación de identidad o la manipulación para solicitar imágenes íntimas a otros usuarios y, posteriormente, implementa la sextorsión para llevar la conexión más allá, generalmente al plano físico.
Distorsión de realidad
Las fakes news son una de las mayores lacras de las redes sociales. Se trata de noticias aparentemente ciertas, con un menor o mayor grado de verosimilitud, que en realidad están basadas en informaciones falsas.
Además de empobrecer la perspectiva de los usuarios, a menudo supone un riesgo al promover conductas poco saludables, especialmente relacionadas con la propia salud.
Retos peligrosos
Desde hace tiempo dentro del mundo de los peligros de las redes sociales es que cada determinado tiempo surge un reto de moda que miles de usuarios intentan implementar. Aunque muchos de ellos, como el reto de la ballena azul o el reto de la cápsula de detergente, son extremadamente peligrosos, la desinformación acerca de su peligrosidad, el ciberacoso o la necesidad de admiración pueden conducir a muchos jóvenes a ponerlos en práctica.
Pérdida de tiempo
La adicción provocada por las redes sociales puede generar una pérdida de tiempo enorme para los usuarios. Una vez dentro, en el tablón de novedades, el sistema dopaminérgico del deseo se activa ferozmente y resulta muy difícil desactivarlo. Esto normalmente roba tiempo que debería ser dedicado a los estudios, al trabajo, al deporte o a las relaciones sociales.
Acceso a discursos de odio
Las redes sociales funcionan por sistemas de recomendación: si consumes determinados contenidos, te ofrece contenidos similares. Eso provoca que el acceso a los discursos de odio sean más intensos: una vez se accede a ellos, el algoritmo puede seguir presentando contenido en esa misma línea. De ahí que se considere que las redes sociales favorecen la polarización.
Consejos de seguridad
Revisar que la información esté en encriptada
Una de las claves para aumentar la seguridad del contenido que compartes es compartirlo únicamente con personas de confianza. Pero no sirve de nada si la información no está encriptada y terceras personas no autorizadas pueden acceder a ella. Asegúrate de que la red que utilizas implementa un protocolo HTTPS. Deberás localizarlo en la URL del sitio.
Contraseñas seguras
Las contraseñas más recomendadas son aquellas conformadas por caracteres alfanuméricos aleatorios, con algunas mayúsculas y con algunos símbolos incorporados. Además, también se aconseja utilizar una contraseña para cada cuenta digital. De esa manera, la filtración de una contraseña no supondría un daño total a la presencia digital.
Evitar WiFi públicas
Las redes WIFi públicas pueden ser uno de los peligros de las redes sociales, porque otros usuarios pueden realizar ataques man in the middle, distribuir malware, implementar snooping y sniffers o aprovecharse de la falta de cifrado. Además, algunos usuarios crean redes WiFi aparentemente públicas que en realidad son privadas para infiltrarse en las comunicaciones y robar datos.
Jamás enviar fotos íntimas
La privacidad de una fotografía íntima enviada a través de una red social no depende únicamente de la buena voluntad de la persona que la recibe. En función de la seguridad de las conexiones, de los protocolos y de las contraseñas, terceras personas pueden hacerse con él sin consentimiento del receptor. La única protección total es no enviarlas.
Revisar privacidad
Revisar la privacidad implica, por un lado, leer acerca del tratamiento de los datos personales que realiza la red social. Y, por otro lado, investigar acerca de las posibilidades de configuración de privacidad de los perfiles. Cuanto más se limite el acceso al contenido propio por parte de desconocidos mayores garantías de seguridad habrá.
Limitar el uso por parte de los menores
Una de las formas de evitar los peligros de las redes sociales es limitar el uso de las mismas a los menores, es una alternativa de protección. Sobre todo si son muy pequeños. Sin embargo, a largo plazo la mejor estrategia es la educación y la concienciación. Tarde o temprano acabarán teniendo legitimidad para utilizarlas. La clave está en que tengan sentido crítico y conozcan todos los riesgos.